La relación entre el abogado y su cliente es una de las más importantes dentro del mundo profesional. Este es un vínculo que solo puede crecer si cuenta con una retroalimentación constante gracias a una buena comunicación.
Por eso, hoy vamos a darles algunos consejos para desarrollar una comunicación efectiva con sus representados.
Pon en práctica la escucha activa
El psicólogo clínico Carlos Van-Der Hofstadt define la escucha activa como “el esfuerzo físico y mental de querer captar con atención la totalidad del mensaje que se emite, tratando de interpretar el significado correcto del mismo, a través del comunicado verbal y no verbal que realiza el emisor, e indicándole mediante la retroalimentación lo que creemos que hemos entendido”.
En palabras simples y comunes, se trata de la habilidad de escuchar, y no solo oír, de forma completa todo lo que un emisor nos está comunicando. Así centramos toda nuestra atención en lo que nos está diciendo y hacemos que el interlocutor se sienta realmente escuchado.
Llevando este concepto al derecho, la escucha activa permite que el abogado sea más empático, es decir, que entienda la situación que le cuenta su cliente para diseñar la estrategia de defensa más adecuada.
Algunas formas de aplicar esto de forma básica es parafrasear lo dicho por su cliente luego de escucharlo. Este gesto, según los especialistas, hace que la persona con la que conversamos se sienta escuchada y tenga más disposición a expresarse.
Desarrolla tu inteligencia emocional
Empecemos explicando el concepto de inteligencia emocional. Los expertos la definen como un constructo que mide la capacidad de los individuos para reconocer sus propias emociones y las de los demás. Para el doctor Daniel Goleman, quien instauró el término en 1995, esta inteligencia se apoya en el autoconocimiento emocional, el autocontrol emocional y la automotivación.
Un abogado (y cualquier profesional) que sea emocionalmente inteligente tiene la capacidad de reconocer sus propias virtudes y defectos; y, por lo tanto, puede prestar un servicio de mejor calidad y asegurar la satisfacción del cliente.
En el caso específico de los abogados, la inteligencia emocional permite emitir valoraciones reales sobre las necesidades del cliente. Gracias a ello se evita crear expectativas alejadas de la realidad.
Es importante también para destacar emociones positivas, para que la cooperación y la confianza entre el abogado y su protegido no se vean dañadas ante un eventual resultado adverso, o para entender la postura y acciones de su cliente, que casi siempre suele ser opuesta a los códigos morales del abogado.
Aprende sobre la gestión del tiempo
Si hay algo que todos sabemos es que los abogados son personas ocupadas. Por lo tanto, la gestión de su tiempo es importante, y esto se traduce en sus habilidades comunicativas.
Por ejemplo, si un abogado le dedica toda una tarde a la atención de sus clientes, debe estimar el tiempo aproximado y realista que le tomará cada encuentro. Tiene que respetar cada turno, calculando un máximo de tiempo de espera para cada cliente y encontrando vacíos entre citas que puedan usarse para desarrollar otras actividades.
Una buena gestión del tiempo garantiza que el cliente vea que su tiempo vale y decida aprovecharlo sabiamente, comunicando lo necesario. En otra perspectiva, también ayuda al abogado a desarrollar una capacidad de síntesis para resumir sin dejar a un lado lo importante cuando esto sea necesario.
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