Los aforismos son cortos enunciados que encierran una reflexión seria, un pensamiento profundo, una crítica certera o una enseñanza nacida de la experiencia cruda. Pueden asumir diversas formas: el silogismo, el refrán, el precepto o la cita cuidadosamente elegida, a condición de ser breve y cerrada.
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En craso error incurriríamos si limitásemos el aforismo al mero chascarrillo. El aforismo puede ser humorístico, sin duda, o muy circunspecto. Un refrán popular o una ocurrencia de Oscar Wilde nos hacen sonreír, mientras que una sentencia de Marco Aurelio nos vuelca hacia el estoicismo más severo. En el camino, las frases ingeniosas y no menos edificantes del Duque de la Rochefoucauld. Pero todos, cínicos, estoicos, racionalistas o irónicos, nos dejan una enseñanza y nos estimulan a pensar.
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Los aforismos y refranes –nos lo recuerda Basadre–, son también una importante fuente para la historia del derecho. Así, puede hablarse de la paremiología jurídica como una interesante línea de investigación.
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A continuación, les presentamos una selección de asertos extraídos de un libro de hermoso título: Pequeño breviario jurídico. Libro de refranes para Anselmo (1941), de Gustav Radbruch (1878-1949). Su autor, jurisconsulto de nota, lo escribió pensando en su hijo, con la encomiable finalidad de responder –nos dice– a “las cuestiones fundamentales del derecho”.
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Los invitamos a la lectura de algunas de estas verdades encerradas en una nuez:
- La justicia sin la fuerza es impotente; el poder sin la justicia es tiránico (Pascal)
- El derecho tiene su existencia en el espíritu colectivo del pueblo, es decir, en la voluntad de todos, que en este aspecto es también la voluntad de cada uno (Savigny)
- El derecho tiene que seguir siendo derecho (Salmo 94, v. 15)
- La ley es reina sobre todos (Píndaro)
- El poder no precede al derecho, pero el poder crea derecho cuando está acompañado por el éxito (Hubler)
- En su majestuosa igualdad, la ley prohíbe tanto a los ricos como a los pobres dormir bajo los puentes, mendigar en las calles y hurtar pan (Anatole France)
- Si tratamos a los hombres como son, los hacemos peores; si los tratamos como deberían ser, los hacemos lo que pueden ser (Goethe)
- Un juez que condena es fuerte solo en la destrucción; el cometido del verdadero juez es restaurar (Hamann)
- El cometido del juez es callar la boca hasta el último momento y tratar de ser tan sabio como está obligado a parecerlo según su remuneración (Lord Hewart)
- Un juez es esencialmente un parásito, pues en un mundo perfecto los jueces no serán necesarios, y durante más o menos 799 millones de años el mundo pudo pasarse muy bien sin ellos (Lord Hewart)
- La ley es la razón del gran Júpiter (Montesquieu)
- Nada que sea contra la razón es lícito (Coke)
- Descubrí, de pronto, que para tener razón, no se trataba necesariamente de estar en lo justo (Bahr)
- En la juventud opinamos que lo más pequeño que la vida puede concedernos es la justicia. En la vejez nos enteramos de que es lo sumo (Maria von Ebner-Eschenbach)
- El juez debe estar sentado en su tribunal como furioso león, el pie derecho puesto sobre el izquierdo, y cuando no pueda juzgar correctamente acerca del caso, debe meditarlo una, dos, tres veces.
- Quien juzga al demandado o al acusado antes de interrogarlo, puede juzgar justamente, pero él mismo es injusto (Séneca)
- Las matemáticas, el derecho y la geografía están muy lejos del corazón, pero se compadecen de todos los corazones (Jean Paul)
- Vivimos en un mundo de recíproca compensación, y acá quien no quiera ser esclavo, no puede tampoco tener esclavos (Lincoln)
- No creo una sola palabra de todo lo que usted dice y, sin embargo, voy a defender hasta la muerte su derecho de decirlo (Voltaire)
- La ley es amiga del débil (Schiller)
- El jurista que no es más que jurista es una pobre cosa (Lutero)
- Ciencia y conciencia hacen al jurista.
- La ciencia del derecho es el conocimiento de lo justo y de lo injusto (Ulpiano)
- La verdad surge más fácilmente del error que de la confusión.
- Cuídate de los doctrinarios demasiado consecuentes (Leibniz)
- Lo simple es el sello de lo verdadero.
- Las constituciones llamadas lógicas, hermosas, filosóficas, no han gozado nunca de una vida larga (Keller)
- Hay tantas opiniones contradictorias, y se dice que la verdad está en el medio. De ninguna manera: en el medio sigue estando el problema (Goethe)
- Conocer las leyes no es comprender su texto, sino su sentido y autoridad (Celso)
- Deja a los locos disputar acerca de la forma correcta de gobierno. Donde siempre se gobierna mejor, allí está la mejor forma de gobierno (Samuel Johnson)
- La ley tiene que ser breve para que sea entendida más fácilmente por los legos. Tiene que ser como una voz emitida por la divinidad: que, por tanto, mande y no dispute (Séneca)
- Es cinco veces más difícil defender que acusar (Quintiliano, citando a Cicerón)
- El bien del pueblo debe ser la ley suprema (Cicerón)
- El derecho no tiene una existencia por sí. Su esencia es más bien la vida del ser humano mismo, vista desde un lado particular (Savigny)
- Si percibes bien los hechos, se seguirá el derecho. El hecho precede, el juicio jurídico viene después (Gobler)
- La única imparcialidad para la cual es capaz el espíritu humano, es la que deriva de no entender ningún lado del caso (Lord Hewart)
- Cuando se preguntó a Solón si había dado a sus ciudadanos las mejores leyes, contestó: “Ahora, por cierto, no las mejores, pero sí las mejores para las cuales estaban habilitados”.
- La justicia es la firme y perpetua voluntad de conceder a cada uno su derecho (Ulpiano)
- ¿Alguna vez alguien ha acariciado exhaustivamente un pensamiento sin chocar con una contradicción? (Ibsen)
- La igualdad es siempre la piedra de toque de la justicia y ambas constituyen la esencia de la libertad (Seume)
Fuente:
Gustav Radbruch. Aforismos jurídicos. Traducción de Félix Augusto Sosa. Córdoba: Marcos Lerner Editora, 1987.