El primer Batman fue peruano: una aproximación al pensamiento constitucional de El Murciélago

La gran mayoría de nosotros está familiarizado con el superhéroe Batman (hombre murciélago), personaje de la ficción nacido hace 79 años en el libro de historietas Detective Comics (número 27) que alguna vez hemos visto o leído. Sin embargo, muchos desconocen que un año antes de que se proclame la independencia del Perú hacia 1820, un día como ayer (2 de mayo), nació en Lima un personaje que no solo se autodenominaba El Murciélago, sino que también andaba ataviado con una capa negra.

Conocí al Murciélago en la maestría de Derecho Constitucional, a propósito de una tarea dejada por el profesor Carlos Ramos Nuñez en la asignatura de Historia del Constitucionalismo. A cada alumno se le asignaba la obra de un autor, de donde se tenía que recoger su pensamiento constitucional. Los autores eran de todos los tiempos, principalmente filósofos y literatos. Una tarea, sin duda, interesante, que me motivó a dedicarle este pequeño artículo a 198 años de su nacimiento.

Lea también: Los siete mejores constitucionalistas de la historia

El Murciélago, quizá no tenga un reconocimiento debido como jurista, ni un auditorio o sala de conferencias de alguna universidad que lleve su nombre, pero sin duda se trata de un genio de la prosa. Fue profesor, juez, fiscal supremo, abogado defensor, editor, decano del Colegio de Abogados de Lima, literato, estadista, historiador, soldado, y estudiante de medicina. En suma, el primer embajador de la marca Perú, como relata Carlos Ramos Núñez en su Historia del derecho civil peruano. Siglos XIX y XX (tomo III, El Murciélago). Preocupado porque los europeos no pensaran que vivimos en la prehistoria, que usamos flechas y plumas, escribió la Guía del viajero de Lima y los Apuntes históricos, descriptivos, estadísticos y de costumbre publicadas en tres idiomas y por una imprenta francesa.

El Murciélago vivió en la época donde nuestro Ilustre Colegio de Abogados de Lima solo tenía en sus filas a cuarenta y nueve abogados defensores[1], en una época donde la Corte Suprema de Justicia demoraba, en promedio, cuarenta y nueve (49) días y doce (12) horas[2] para resolver una causa, en un tiempo en el que “los reporteros gráficos no eran fotógrafos sino dibujantes y grabadores”[3] (estadísticas a las que llegó el propio Murciélago). Fue un genio excéntrico, un personaje muy creativo e innovador, un hombre de letras, “con inteligencia práctica y calidad intelectual”[4].

Lea también: Jurisprudencia relevante del Tribunal Constitucional, por Manuel Miranda Canales

El Murciélago peruano fue impulsor de la Gaceta Judicial, creador de la cátedra de Medicina Legal, fue decano del Colegio de Abogados de Lima desde 1879 hasta 1882, administrador de la imprenta del Estado y fiscal supremo del Estado. Elaboró la Memoria de los Virreyes que gobernaron el Perú, también una Colección de Causas célebres del foro peruano y extranjero. Dentro de las especialidades del derecho fue “administrativista, civilista, criminólogo, penalista, constitucionalista e internacionalista”[5].

El Murciélago, ensayó un Proyecto de la Constitución que publicó el 16 de noviembre de 1867 en la sexta resurrección de su revista denominada “El Murciélago”[6], obra de sátira a propósito de la Constitución promulgada en el mes de agosto de 1867. Además de la obra satírica del Murciélago, se advierte dos sus libros en materia constitucional: Derecho constitucional universal, historia del derecho público peruano Derecho constitucional filosófico.

Lea también: Don Quijote constitucionalista, adalid de la libertad

Respecto al contexto histórico, en Europa existía el denominado ciclo revolucionario de 1820, constituido por un conjunto de procesos revolucionarios frente al restablecimiento del Antiguo Régimen denominado “la restauración”, fundamentados en el nacionalismo y el liberalismo, que demandaba gobiernos constitucionales principalmente en Alemania, España, Portugal, Rusia, Piamonte, Grecia y Francia, país al cual viajaba el Murciélago desde 1845 de forma frecuente.

Del mismo modo, Bernd Marquart advierte que “no debe ignorarse que alrededor de 1830 más de la mitad de la superficie terrestre del planeta estuvo todavía en manos de sociedades pre-estatales que vivieron sin estructuras estatales: en los dos continentes del norte y sur de la tierra”[7].

Además, Roberto Gargarella en su libro La sala de máquinas de la Constitución, señala que la mayoría de las constituciones en América Latina hasta 1880 “se refiere al periodo en el que se consolida, de modos diversos, el pacto liberal conservador”[8].

En el Perú, el contexto histórico en palabras de Jorge Basadre era: la Época Fundacional de la Republica[9] (1822-1842). Y en 1842 se inició un periodo de quebrantamiento del orden republicano tras la muerte en Bolivia del presidente cusqueño Agustín Gamarra Messia, típico caudillo militar.

Lea también: Independencia del juez constitucional, por Carlos Ramos Núñez

Para 1868, en el Perú ya se habían promulgado 8 constituciones: i) la Constitución Política de la República Peruana de 1823, ii) la Constitución Vitalicia de 1826, iii) la Constitución Política de la República de 1828, iv) la Constitución Política de la República de 1834, v) la Constitución Política del Perú de 1839, vi) la Constitución de la República Peruana de 1856, vii) la Constitución Política del Perú de 1860; y, viii) la Constitución Política del Perú de 1867.

En ese sentido, El Murciélago de forma muy peculiar señala en su Proyecto de Constitución del Murciélago: “Artículo 88º.- Esta Constitución durará todo el tiempo que sea necesario para que se prepare una revolución que proclame principios opuestos a ella; revivirá cuando algunos patriotas la invoquen como la unica tabla de salvación y volverá a morir y a resucitar a piacere de los que tomen a su cargo la cosa pública, porque habéis de saber ciudadanos del Perú, que si el Fénix revive de sus propias cenizas, el Perú y sus constituciones reviven de su propio guano”.

Resulta evidente que el estilo gracioso de dicho artículo del Proyecto de Constitución, refleja la poca estabilidad de los gobiernos en esa época, aunado a la flexibilidad con la cual se podía modificar y crear nuevas Constituciones.

Con relación a la forma de gobierno

En la sátira, El Murciélago, indica: “Artículo 43º.- El gobierno del Perú es un batiburrillo que no tiene nombre conocido; sin embargo, por respeto a la moralidad y a las buenas costumbres, se le titula republicano, democrático, representativo y fundado en la variedad”.

Lea también: El Tribunal Constitucional. Lecciones de dos décadas

En el Título VII del Proyecto de Constitución del Murciélago, que incluye el artículo 43, para nombrar a la forma de gobierno utiliza una paronimia señalando “horma de gobierno” que en buena cuenta consiste en un molde que sirve para dar forma a un material, en este caso nuestro Perú en la Época fundacional. No teníamos instituciones públicas sólidas y nos encontrábamos en “pañales”, con lo cual dependía de la horma de turno que el Perú se amoldaba, pero los principios fundacionales en la teoría debería ser democrático y republicano.

Cabe resaltar, para el Murciélago la historia del derecho público peruano comprende tres épocas; a) imperio de los Incas, b) dominación española; y, c) independencia de esa dominación[10]. Respecto a la República, manifiesta que existe una tremenda inestabilidad, desorden e injusticia, comparado con el Imperio de los Incas, es su opuesto, indica en relación con el Imperio de los Incas: “(…) cuanta severidad por parte del gobierno para reprimir todo crimen, cuanta justicia para repartir los cargos públicos y cuanta precisión y solicitud para mejorar la condición del anciano y del desvalido”[11]. Estando a pocos años del bicentenario el Murciélago no deja de tener razón en muchos de sus artículos de su Constitución, narrando de forma sarcástica nuestra realidad…

Dicho hombre de leyes se llamó Manuel Atanasio Fuentes Delgado si bien no existe una explicación del por qué su pseudonimo fue “El Murciélago”, considero que se colocó por la fábula “El Murciélago” de Mariano Melgar Valdiviezo. Murió cinco años antes del nacimiento de Manuel Atanasio Fuentes, fábula que ciertamente está relacionada con episodios de su vida que le tocó vivir circunstancialmente. Manuel fue un genio adelantado a su época que ha producido el Perú, fue el primer hombre murciélago que todo peruano debe recordarlo.


[1] Ramos, Carlos. Historia del Derecho Civil Peruano Siglo XIX y XX, III. Los jurisconsultos: El Murciélago y Francisco García Calderón. Lima: Fondo Editorial PUCP, 2002, p. 41.

[2] Ibídem, p. 42.

[3] Disponible aquí (ultimo acceso 20.09.2017).

[4] Ramos, Carlos. Historia del Derecho Civil Peruano Siglo XIX y XX, III. Los jurisconsultos: El Murciélago y Francisco García Calderón, ed. Fondo Editorial PUCP, Lima, 2002, p. 15.

[5] Ibídem, p. 85.

[6] Fuentes, Manuel. El Proyecto de la Constitución del Murciélago (1868), artículo 24,  citado por: Salas Guerrero, Cesar, p. 309. Disponible aquí ultimo acceso 20.09.2017).

[7] Marquart, Bernd. Los Dos Siglos del Estado Constitucional en América Latina (5), p. 35.

[8] Gargarella, Roberto. La Sala de Máquinas de la Constitución dos siglos 1810 – 2010, parte II, el Constitucionalismo Latinoamericano, p. 158.

[9] Basadre, Jorge. Historia de la República del Perú (1822 – 1933), Octava Edición (1998) Diario La República Lima –Perú, Tomo I.

[10] Fuentes, Manuel. Derecho Constitucional Universal e Historia del Derecho Público Peruano, Constituciones del Perú independiente, Primera Parte, Lima, 1874, p. 5.

[11] Ibídem p. 6.

3 May de 2018 @ 11:00

Comentarios: