El destacado especialista en materia electoral, Fernando Tuesta Soldevilla, ha comentado el escenario que podría producirse ante una probable vacancia de Dina Boluarte en el cargo de la presidencia.
Así, en una publicación en su cuenta de Facebook, sostuvo que, según la Constitución, la presidencia debería recaer en José Jerí, actual presidente del Congreso, y la presidencia del Congreso en Fernando Rospigliosi, primer vicepresidente. Sin embargo —afirma Tuesta—, los antecedentes del caso de Manuel Merino (que, como se recuerda, estuvo maniatado por un caos social) «podrían disuadir a las bancadas de repetir ese esquema». Es por ello que los congresistas podrían contemplar la «posibilidad de una negociación para conformar una nueva Mesa Directiva y designar un presidente interino que asegure mayor estabilidad y respaldo político».
A continuación compartimos el comentario íntegro del profesor.
La situación política de Dina Boluarte parece haber llegado a un punto de no retorno. La mayoría de bancadas parlamentarias ha expresado su disposición a respaldar la moción de vacancia, reflejando un consenso creciente sobre la inviabilidad de su permanencia en el cargo. La acumulación de errores políticos, decisiones desacertadas, escándalos y, especialmente, el peso de las muertes derivadas de la represión de 2022-2023, han erosionado por completo su legitimidad. A ello se suma el reciente incremento de la violencia y la inseguridad, factores que han agudizado el descontento ciudadano.
Boluarte se ha convertido en la presidenta con los niveles de desaprobación más altos desde que existen mediciones sistemáticas de opinión pública. La proximidad de las elecciones incentiva a los partidos a distanciarse de un gobierno que representa un costo político significativo. En este contexto, su continuidad resulta prácticamente insostenible.
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1. Probabilidad de aprobación de la vacancia
La moción por “incapacidad moral” podría ser aprobada en la próxima sesión del Congreso, siempre que las bancadas mantengan los compromisos asumidos públicamente de respaldarla. La correlación de fuerzas sugiere que el escenario es altamente probable.
2. Reducción del margen de maniobra presidencial
El margen de acción política de Dina Boluarte se ha reducido a su mínima expresión. Aunque fue funcional a la coalición congresal durante buena parte de su gestión, su utilidad política ha caducado. En este punto, su principal preocupación sería asegurar protección personal y jurídica, lo que podría derivar en la búsqueda de asilo político o en maniobras para evitar la apertura de procesos judiciales que la podrían colocar en una situación similar a la de varios expresidentes procesados o encarcelados.
3. Escenario de sucesión constitucional
Conforme al orden constitucional, la presidencia debería recaer en José Jerí, actual presidente del Congreso, y la presidencia del Parlamento en Fernando Rospigliosi, primer vicepresidente. Sin embargo, los antecedentes del caso de Manuel Merino —marcado por protestas y una rápida deslegitimación— podrían disuadir a las bancadas de repetir ese esquema. En tal caso, cabría la posibilidad de una negociación para conformar una nueva Mesa Directiva y designar un presidente interino que asegure mayor estabilidad y respaldo político.
4. Riesgos de inestabilidad social y política
Un eventual retroceso en la vacancia o una mala decisión en la elección del presidente interino podrían detonar nuevas protestas en un contexto social ya tensionado. La destitución de Boluarte podría ser percibida como una concesión a la presión popular, pero la continuidad del orden político dependerá de la capacidad del Congreso para actuar con racionalidad estratégica y sentido de supervivencia institucional. No obstante, la experiencia reciente demuestra que los congresistas no se han caracterizado precisamente por el cálculo prudente ni por la racionalidad colectiva.
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