Familia denuncia que policía sufrió daño cerebral tras caer 4 metros por limpiar ventaba de comisaría

La familia del suboficial de tercera Roger Quispe Aranda denuncia que el joven policía quedó con secuelas neurológicas permanentes tras recibir una orden que, aseguran, no correspondía a sus funciones. El agente cayó al vacío desde un tragaluz de la comisaría de Pamplona II en el disrito de San Juan de Miraflores, cuando realizaba labores de limpieza sin protección ni entrenamiento.

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El caso fue revelado por Cuarto Poder, cuyos registros muestran el estado actual del suboficial: sin movilidad en la mitad derecha del cuerpo, con dificultades para hablar y sin capacidad para reconocer incluso a sus propios padres. La madre relató que su hijo «siempre pensó en ser policía, tener su casa, trabajar», pero ahora debe asistirlo en cada movimiento cotidiano.

Según la versión de la familia, Roger fue enviado a limpiar ventanas del tragaluz de la comisaría, pese a que su función oficial era la de investigador en la sección Familia. Los testimonios recogidos por el dominical señalan que ese día varios suboficiales recibieron órdenes para asear pisos, zócalos, techos y lunas, tareas prohibidas por la resolución directorial que impide asignar labores ajenas al servicio policial.

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Los padres afirman que su hijo no contaba con medidas de seguridad ni herramientas adecuadas cuando perdió el equilibrio y cayó aproximadamente cuatro metros hasta el sótano. Uno de los primeros agentes que lo auxilió declaró que lo encontró en posición fetal, sangrando por ojos, nariz y oído, antes de trasladarlo de emergencia al Hospital María Auxiliadora.

El diagnóstico inicial confirmó un traumatismo craneoencefálico severo, hemorragia interna y fractura de cráneo. Desde entonces, el joven lucha por recuperar funciones básicas y se comunica con palabras aisladas como «amor», «gracias» o «mamá». Sus padres aseguran que «cuando ve su uniforme, intenta levantarse como si quisiera ir a trabajar».

La familia cuestiona además que la primera versión que recibieron fue la de un supuesto accidente de tránsito. «Yo sabía que no era así, mi hijo estaba dentro de la comisaría», señaló la madre. Los testimonios ante Fiscalía señalan que compañeros del suboficial fueron obligados a trasladarlo en la tolva de un patrullero ante la demora de la ambulancia.

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En la familia persiste la indignación por la falta de asunción de responsabilidades. «En la Policía nadie quiere hacerse cargo, entre oficiales se tapan», expresó el padre. Señalaron también que, pese a la gravedad del caso, su hijo no ha recibido una disculpa institucional ni atención médica continua.

El reportaje detalla que, tras recibir el alta inicial, a Roger se le programó su primer control para cinco meses después. La cita fue adelantada solo gracias a gestiones externas, mientras la familia continúa costeando pañales, medicamentos y cuidados permanentes.

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Periodista. Bachiller en Ciencias de la Comunicación y estudiante de Derecho. Con experiencia en prensa escrita, cobertura en la sección de Actualidad y análisis noticioso con enfoque social. Hoy en el área de Redacción periodística de LP Derecho.