Amigos, compartimos con ustedes otro libro que no puede faltar en nuestra biblioteca, que si no es en formato impreso, por lo menos en versión digital. Y no hay excusas que valgan para no descargar este libro del penalista alemán Edmund Mezger, quien fuera profesor de derecho penal en la Universidad de Múnich.
A continuación, para que se hagan idea de la traducción al español de este texto, aquí tienen las palabras del autor.
Objeto y misión de este libro de estudio
Este «libro de estudio» quiere ser lo que su nombre indica, un libro que ha de servir para estimular al jurista al estudio en el campo del derecho penal y ayudarlo cuando lo realiza. Pretende cumplir esta finalidad mediante una estructura sistemática; el «Grundriss» se propuso ofrecer un claro panorama de la materia; el «Lehrbuch» intentó penetrar más a fondo problemas particulares más sutiles. Este libro está, pues, situado entre aquellos dos.
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Mientras el «Grundriss» está destinado ante todo a grabar en la memoria los principios fundamentales, este libro de estudio pretende estimular, como el «Lehrbuch», la meditación sobre cuestiones más difíciles. No se propone, sin embargo, la tarea de tratar de una manera exhaustiva todos los detalles (lo cual es, en la actualidad, menos factible aún que antes; véase el prólogo a la edición anterior); se conforma con poner de relieve lo esencial.
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Se ha abusado con frecuencia, en el pasado, del derecho penal. Se debería siempre tener presente, por lo tanto, que todo derecho penal tiene una misión doble y a menudo contradictoria: la de luchar exitosa y eficientemente contra el delito y, al mismo tiempo, la de no descuidar nunca las exigencias y los dictados de la humanidad.
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El estudiante también debe estar al tanto de esta misión. Habrá jóvenes juristas —y no de los peores— que experimentarán, frente a estas transformaciones de los tiempos, una sensación amarga de inestabilidad. Ellos miran, no sin envidia, a otras ciencias que se ocupan de asuntos más permanentes y estables. ¿Deben estar ellos siempre supeditados al momento, al día, y a sus cambiantes exigencias? Esto nos hace recordar la frase de J. H. v. KIRCHMANN (1847), de que tres palabras de rectificación del legislador son suficientes para convertir bibliotecas enteras en tiras de papel.
Sin embargo, esta frase «ingeniosa» toca tan sólo la superficie. Una ciencia auténtica no se convierte nunca en una «tira de papel», aunque cambien las leyes fundamentales. No solamente lo que se repite, sino también lo que acontece una sola vez, merece y debe ser investigado por la ciencia. Concretamente, ver y reconocer lo general, es y sigue siendo, en todas partes, el principal objetivo de la ciencia. La palabra universal y libertadora de un famoso jurista inglés nos hace comprender, mejor que la frase de v. KIRCHMANN, lo que es el derecho. Dice Th. E. HOLLAND: The Elements of Jurisprudence, 13° ed., Oxford, 1924, p. 11):
Los principios de la geología, aunque estén elaborados tan sólo mediante la observación realizada en Inglaterra, rigen en todo el universo, siempre que las mismas sustancias y fuerzas se encuentren en todas partes; y los principios de la jurisprudencia, aunque sean extraídos exclusivamente de datos procedentes de Inglaterra, tienen eficacia en su aplicación a las leyes especiales de cualquier otra comunidad de seres humanos, siempre que éstos se asemejen, en lo esencial, a los que viven en Inglaterra.
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Al estudiar los principios del derecho penal relativos al derecho nacional alemán, afinamos la observación con respecto a la situación existente en otros países y la extendemos a otras épocas de la convivencia humana.
Edmund Mezger