Los jueces más representativos del Poder Judicial, nos referimos a los doctores Javier Villa Stein y César San Martín Castro, se enfrentaron en un franco debate. El motivo, esta vez, fue el Informe de la Comisión de la Verdad y de la Reconciliación (CVR).
UN CHOQUE DE PESOS PESADOS
Villa Stein: «La Comisión de la Verdad es una entidad totalmente parcializada»
«La Comisión de la Verdad, para decirlo sin mayores rodeos, es una entidad absolutamente parcializada, parcializada. La Comisión de la Verdad fue formada e integrada y financiada por una cofradía de caviares, como todo el mundo sabe. El más importante mentor es el señor Diego García Sayán, cuya conducta frisa permanentemente la traición a la patria. La Comisión de la Verdad nos dijo parcializadamente una pluralidad de mentiras y voy a decir una primera. Su presidente, el señor Salomón Lerner Febres, a quien en este libro se le llama un tonto útil, y en realidad fue un tonto inútil. Y voy a decir por qué».
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«Para comenzar y ver sus prejuicios, dijo lo siguiente: por el solo hecho de que el señor Villa Stein haya trabajado con el gobierno del señor Alberto Fujimori, por ese solo hecho, no debiera ser juez de la Corte Suprema de Justicia de la República. Y, además, porque rebajó las penas en el Grupo Colina por los crímenes de Barrios Altos».
«Entonces yo le respondí, yo podría estar de acuerdo con lo que usted dice. Pero le voy a contar algo, y se lo dije en un artículo en Expreso: yo nunca trabajé con el señor Fujimori, se ha confundido, fue el señor San Martín, mi colega sentado acá a lado, diez años».
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San Martín: «A mi mujer casi la mata Sendero»
El doctor San Martín arrancó su disertación en los siguientes términos:
«Ya no está aquí, pero se conoce que siempre patea y luego se va que es Villa Stein, y fundamentalmente ha fijado algunos criterios que también son profundamente equivocados. La ignorancia es atrevida».
«No es que en el Estatuto de Roma se creó, se tipificó, en sede internacional, delitos de lesa humanidad, delitos de agresión y delitos de genocidio. ¡No! Ese Estatuto es para las decisiones y los procesos […] de la Cote de Roma. Pero la tipificación internacional de los delitos de lesa humanidad viene ya desde antes de la Segunda Guerra Mundial«.
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«Así que decir de que no se aplica esa norma porque hay retroactividad es sencillamente falso, equivocado por absoluto. Y ese es un criterio que se da en todo el mundo. Aquí no hay un problema de prevaricato ni tonterías. No. Así es. Esos son los criterios universalmente aceptados. Luego, se ha querido acá defender a un condenado…»
«Esa frase o esa denominación estúpida que dice caviar, caviar, caviar, todo quieren centrarlo en el caviar, y dicen, no, los antis están mal, pero todos dicen es caviar y sobre esa base construyen toda una dogmática perversa. Pues eso es algo totalmente equivocado como decir fujimontesinista, fujimontesinista. Esas dos líneas no contribuyen a la reconciliación, no contribuyen a la verdad, no contribuyen a un diálogo democrático, alturado y sobre todo pluralista. Eso es lo más importante que tenemos que corregir y tenemos que afirmar».
«A mí se me han tildado de caviar, me dicen cualquier cosa, pues me llega. Yo soy lo que soy. Soy un juez y como tal imparto justicia. He dictado sentencias absolutorias muchísimas y sentencias condenatorias. A mi mujer casi la mata Sendero cuando condené a un grupo de aniquilamiento en Lima Norte. Así que a mi también no me digan el cuento de que yo estaba sentado en un pupitre».
«Cuando me expulsaron del Poder Judicial, y ya saben quién y por qué lo hizo, ¿dónde estuve? Tuve que irme porque aquí me iban a matar y tuve que irme fuera del país. Así que se trata de ser conscientes y coherentes de los problemas que tenemos. Yo sí creo que el Informe de la Comisión de la Verdad tiene puntos absolutamente positivos, creo también que hay errores garrafales, pero por sobre todo, porque no tengo ninguna línea de relación con ellos, sobre todo, creo en un Perú que necesita discutir este tema sin apasionamientos, sin negacionismos, sin miradas aisladas, sino con esa vocación de peruanidad que nos corresponde a todos. Eso es lo más importante y por eso es que he venido aquí».
