Los jueces tienen sus propios «trucos» para saber quién dice la verdad en un proceso al declarar en audiencia. Y desde luego, la mayoría tiene claro que en los detalles está la diferencia sustancial. Los detalles, siempre que no sean contradictorios, implican un mayor conocimiento de lo visto, escuchado y conocido, esto es, de lo realmente vivido como testigo, perito o parte interesada.
Pongamos un ejemplo: un juez les hace a dos testigos diferentes la misma pregunta.
¿Cómo fue el accidente?
Observé cómo un coche azul colisionaba de frente con un coche rojo.
¿Cómo fue el accidente?
Al salir de casa, a las diez de la mañana, hora que salgo habitualmente para ir a mi oficina, observé cómo un coche azul, un Renault Laguna, colisionaba lateralmente con un coche rojo, un Opel Corsa. En seguida, tanto mi mujer y yo, como otras dos personas que estaban en nuestra acera, fuimos a ver si alguno de los ocupantes estaba herido.
¿Qué testimonio de los dos parece más creíble. Sin duda el segundo. La razón: ha dado múltiples detalles.
Los detalles marcan la diferencia entre dos declaraciones contradictorias. En la mayoría de las ocasiones, parecerá más creíble la declaración que tenga más detalles, ya que implica una mayor vivencia y credibilidad de los que se está manifestando en sala.
Resultará importante, entonces, pedirle a nuestro testigo, que recuerde todos los detalles que pueda de los hechos que ha visto u oído. Si además de pedirle que sea lo más natural posible, el testigo realiza una declaración cargada de detalles, parecerá más creíble.
Por el contrario, cuando interrogamos a un testigo propuesto, si tenemos dudas sobre la veracidad de su testimonio, preguntarle por detalles concreto puede dejar al descubierto, y bien claro para el juez, su falta de concreción, su falta de memoria en hechos esenciales, o su absoluta falsedad porque no ha estado en el lugar de los hechos.
Publicada originalmente el: 25 Feb de 2016 @ 01:17