Sumario. 1. Introducción; 2. Medicina forense; 3. Traumatología forense; 4. Equimosis; 5. Hematoma; 6. Excoriación; 7. Conclusiones
1. Introducción
El estudio de las ciencias forenses no es ajeno al estudio del derecho, tanto más si el lector se trata de un abogado dedicado a la rama del derecho penal, con lo cual, la medicina forense (una de las ciencias forenses), como rama del conocimiento humano, adquiere una especial importancia, pues se sirve de distintas técnicas científicas con el fin de auxiliar a la administración de justicia en aras de arribar, en la medida de lo posible, a la verdad de los hechos delictivos acaecidos.
Así, en nuestro modelo penal acusatorio garantista, el derecho probatorio guarda una relación íntima con las ciencias forenses, pues estas últimas se encargan de proveer medio de prueba pertinente, conducente y útil sobre el esclarecimiento de la comisión de un presunto hecho delictivo. Por otro lado, es relevante conocer las diferencias planteadas no solo con fines académicos sino también prácticos, cuando a lo largo del proceso penal se producen momentos para cuestionar y debatir sobre aquello obtenido gracias a esta ciencia, por ejemplo: ofrecimiento de peritos de parte o contrainterrogatorios a peritos.
2. Medicina forense
La medicina forense es una disciplina de la medicina humana que facilita la aplicación de los conocimientos médicos en aspectos que conllevan una importancia jurídica y que son requeridos por los operadores de justicia. Así, el médico forense tiene por misión actuar de perito y contestar en un lenguaje comprensible a las interrogantes que le son formuladas sea por i) el juez, ii) los fiscales y iii) los demás sujetos procesales[1].
Asimismo, la medicina forense asiste al derecho penal en la realización de informes periciales evaluando y apreciando lesiones, necropsias, determinando mecanismos y causas de muerte. Emite pronunciamientos médico-forenses y participa en diligencias judiciales como reconstrucciones, exhumaciones e inspecciones criminalísticas.
3. Traumatología forense
El alcance de la medicina forense es tan vasto que constituye una de las principales y más conocidas disciplinas dentro de la ciencia criminalística, pues se erige en un apoyo a la investigación policial, fiscal o judicial.
De manera que, con el propósito de dar respuesta a la interrogante planteada: ¿cuál es la diferencia entre hematoma, equimosis y excoriación?, tendremos que delimitar el alcance de la medicina forense en el sentido de ceñirnos al objeto de estudio de la traumatología forense.
3.1. Utilidad
La traumatología forense, conocida en algunos países como lesionología forense, es la rama que estudia los aspectos de los traumatismos en el ser humano, es decir, todo daño resultante en el organismo a causa de acciones propias (autolesiones) o de terceros (lesiones violentas) que generen signos, los cuales permitirán demostrar que ocurrieron. Incluye las lesiones de origen contuso, asfixias, explosiones, arma blanca, arma de fuego, térmicas, eléctricas, químicas, entre otros[2].
Además de identificar el tipo de lesión, registra el daño en la salud como consecuencia de la lesión advertida, lo que podría tratarse de un detrimento al normal funcionamiento de los sentidos, órganos, aparatos, miembros o aptitudes en general.
4. Equimosis
La equimosis es la contusión en forma de mancha que se debe a la infiltración de sangre en los tejidos como consecuencia de ruptura de vasos capilares. Es ocasionada por la acción contusa del agente traumático debido a un mecanismo de presión positiva (de afuera hacia adentro) que, por ejemplo, producen los latigazos, o de presión negativa (de adentro hacia afuera), como ocurre, por ejemplo, en el caso de los coloquialmente denominados “chupetones”, cuya terminología correcta es sugilación.
Una equimosis no necesariamente se produce por el ataque de un tercero sobre la víctima que presenta este signo de lesión, sino que también puede presentarse a consecuencia de una caída ocasionada por el propio descuido de quien la sufre y que incorrectamente denominamos moretón.
Una equimosis es una prueba irrefutable de que la contusión tuvo lugar cuando la víctima aún estaba viva; se caracteriza por tener la misma forma que el agente contundente, y porque el color que adquiere, como una mancha sobre la piel, cambia conforme transcurren los días.
4.1. Sugilación
Se trata de una variante de la equimosis, como se mencionó en un inicio. Es producida por un factor externo que presiona de adentro hacia afuera, lo que genera una extravasación de sangre, en otras palabras, una rotura de vasos capilares de la superficie de la piel. A esta equimosis causada por la succión fuerte se le conoce comúnmente —y de forma indebida— como chupetón.
5. Hematoma
Hemorragia interna producida por sangre acumulada en el cuerpo a causa de la ruptura de vasos sanguíneos provocada por un traumatismo violento. Presenta un sobrerrelieve en la piel que incluso es palpable. La sangre encapsulada con aspecto edematoso aparece como resultado de la ruptura de las paredes de los vasos sanguíneos de gran calibre.
El hematoma puede desaparecer luego de varios meses. Según la tipología, se puede distinguir entre: i) subcutáneo, cuando se localiza debajo de la piel; ii) intramuscular, cuando se localiza dentro de la parte protuberante del músculo e incluso llega a afectar órganos internos, y iii) perióstico, cuando la fuerza del golpe ha afectado a algún hueso.
Suele causar incapacidad temporal en las víctimas y, dependiendo de la localización del hematoma, la gravedad de estas lesiones muchas veces requiere intervenir quirúrgicamente para lograr la evacuación de la sangre acumulada.
6. Excoriación
Una excoriación se produce cuando la capa superficial (epitelial) de la piel es eliminada o desprendida por el deslizamiento o raspado que destruye o separa la dermis a consecuencia del elemento generador de esta lesión (por ejemplo, las uñas en el caso de la excoriación ungueal). También puede deberse al deslizamiento de la piel sobre una superficie rugosa (por ejemplo, cuando una persona es arrastrada). Además, puede originarse por el contacto de la piel con un objeto capaz de producir los efectos antes mencionados, como un garfio.
Esta lesión ocurre en la zona superficial de la piel, se muestra cubierta de sangre fresca o por una costra y su contorno exhibe una reacción inflamatoria propia de un reciente desprendimiento de la piel. El objeto que la produce actúa por medio de presión, generalmente en movimiento deslizante, pero siempre por fricción, lo cual le permite en ocasiones sobrepasar la epidermis y llegar hasta la dermis.
6.1. Excoriación ungueal
Esta variante de la excoriación es producida por las uñas, las cuales actúan mediante presión y deslizamiento. Además, es posible distinguir entre excoriación ungueal lineal o perpendicular, dependiendo de si la trayectoria es perpendicular (|) u oblicua (/).
En relación con su valor criminalístico dentro del examen médico, suele asociarse a lesiones de parte de la víctima hacia el agresor, también denominadas lesiones de autodefensa.
7. Conclusiones
- Una equimosis es producida por una hemorragia superficial, en cambio, un hematoma es ocasionado por una hemorragia interna. Y la excoriación es un desprendimiento de la piel.
- Una equimosis presenta una mancha que varía según el tiempo en la que fue producida y adquiere la forma del objeto que la causa.
- Un hematoma se caracteriza por la acumulación de la sangre ocasionada por la ruptura de vasos sanguíneos.
- Una excoriación se asocia a las lesiones de autodefensa, sin embargo, también se producen tras lesionar con aquello que produzca desgarro.
[1] Lorente Acosta, José. Manual de criminalística. Tercera edición. Lima: Grijley, 2015.
[2] Castro Eguiluz, Luis. Compendio de medicina legal. Lima: McGraw Hill, 1986.