Cuando se divulga la noticia de que una jueza argentina está siendo investigada por “conductas inapropiadas”, podemos imaginar muchas cosas. Pero nadie se atrevería a suponer que se trata de una historia de amor entre un criminal sentenciado a cadena perpetua en un un juicio en el que ella votó en disidencia.
¿Cómo es que surge la química entre estos dos individuos? ¿Qué elementos hicieron posible esta historia de amor? Vamos a descubrir todo a continuación.
Una jueza problemática (y enamorada)
Una de las protagonistas de esta historia es Mariel Suárez, una jueza penal que ha estado involucrada en otros escándalos de corte jurídico, pero que en sus redes sociales aparece como una gran promotora de la igualdad de género y la investigación del cibercrimen.
En el 2013 fue destituida de su cargo por una suma de escándalos. Estos iban desde la extraña liberación de criminales capturados en flagrancia hasta soltar sin argumentos a un acusado de abusar de una menor.
Los hechos mencionados la pusieron en el ojo de la tormenta. El Consejo de la Magistratura de su país calificó a Suárez como una profesional con un desconocimiento inexcusable del derecho y con un mal desempeño en su cargo.
Ante esta medida, que muchos podrían considerar justa, la jueza interpuso un recurso de amparo contra la decisión del Consejo. Su principal argumento fue que uno de los principales promotores de la campaña mediática en su contra era un rival político y que otras faltas similares cometidas por otros colegas se habían solucionado con sanciones menores. Suárez fue repuesta en su cargo, y comenzó una nueva etapa que parecía más tranquila y dedicada a las ponencias ligadas al legaltech.
¿Entonces, qué pasó?
Cosas del amor
El amor se encuentra en los lugares menos esperados, dicen algunas canciones. Y, en este caso, la jueza conoció el amor durante un juicio, en el que el individuo a juzgar sería su futuro interés romántico.
Cristian “Mai” Bustos fue detenido luego de una persecución posterior al asesinato de su hijastro, un bebé que falleció luego de que su columna fuera fracturada a golpes por este. El delincuente fue atrapado, pero escapó del recinto policial. Ello provocó una búsqueda masiva en la que el criminal volvió a matar, esta vez a un policía que intentó detenerlo.
Suárez, la jueza, fue parte del tribunal que determinó la pena de cadena perpetua para Bustos, hace menos de dos semanas en un juicio realizado en la ciudad de Esquel. Ella fue la única que se mostró a favor de una pena menor, pero la posición mayoritaria pesó al momento de dictar la sentencia. Y este hecho no cobró mayor importancia… hasta ahora.
Las cámaras de seguridad en un aula del Instituto Penitenciario Provincial de Trelew, donde se encuentra el sentenciado, captaron una escena que sorprendió al equipo de vigilancia del centro. La jueza que había sido parte de la sentencia de “Mai” venía a visitarlo y se envolvía con él en escenas románticas que incluyen besos y selfies.
La respuesta de la jueza
Las autoridades del instituto le hicieron llegar los videos a las autoridades correspondientes, entre ellas el Superior Tribunal de Justicia de Chubut. Este ordenó iniciar actuaciones administrativas por “conductas inadecuadas”.
Al ser consultada por los medios de comunicación, la jueza negó haber besado al sentenciado o tener alguna relación que vaya más allá de lo profesional. Lo único que los une, supuestamente, es la realización de un libro sobre la vida del delincuente.
“Le propuse a la defensora hablar con su asistido y tomar contacto con la vida de esta persona para saber su historia, su versión de los hechos, que yo entendí creíble en el debate, por eso voté por una pena menor”, señaló para defenderse.
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