Más importancia tiene para nosotros el sistema llamado anglosajón dado la prepotencia de Inglaterra, primero, y en este momento norteamericana, sobre todo si se tiene en cuenta la especial idiosincrasia del anglosajón que convencido de su superioridad trata de imponer sus modos y hasta sus costumbres en todo el mundo. No dudo de la importancia y prosperidad que emana de los Estados Unidos, sobre todo para ellos mismos, pero en ningún caso significa esto que sus leyes y costumbres sean, por definición, superiores a las de otros países.
En materia jurídica hay que tener en cuenta que lo que tenemos que comparar no son sistemas de notariado, sino sistemas jurídicos, pues el notariado, tal y como lo conocemos entre nosotros no existe en el mundo anglosajón.
Detengámonos en cómo funciona el tema de las pruebas y de la contratación, en general, tanto en Inglaterra como en los Estados Unidos.
En Inglaterra en el ámbito de las relaciones jurídicas entre particulares es desconocido el concepto de documento público; no existe la autenticidad o fe pública que va ligada a los documentos notariales que nosotros conocemos. En este sentido puede decirse que todos los documentos son privados y que su eficacia en juicio depende de la prueba que se realiza a través de testigos. La prueba es por tanto primordialmente oral. Si nos fijamos en las transmisiones inmobiliarias, por buscar un punto de referencia, interviene, por lo común, un solicitor que es el personaje inglés que más se podría acercar al notario latino pero que en realidad tanto por su formación como por la naturaleza de su intervención es muy diferente a aquél.
El solicitor, en efecto, aunque suele ser el perito que redacta el documento ni lo firma ni interviene en él, actúa pues como mero asesor o abogado, pero no como notario. Es más aunque el solicitor es normalmente abogado no necesita en realidad serlo.
Actúa, pues, por cuenta de un cliente, y no es, he aquí otra distinción fundamental con el notario «asesor imparcial” […]. Por ello, en las compraventas, es normal que intervengan dos solicitores asesorando a cada una de las partes. El solicitor del comprador entra en contacto con el del vendedor, examina la titulación, comprueba la existencia o no de cargas, trata con los posibles acreedores y redacta, junto con el del vendedor el contrato.
Una excepción, curiosa, que ratifica la radical diferencia entre el solicitor y el notario es la existencia de los llamados notary public de Londres que por designación del arzobispo de Canterbury y como sucesores de ciertos notarios continentales de nombramiento papal que llegaron a Inglaterra en la última etapa de la Edad Media, están encargados de redactar documentos que hayan de producir efectos exclusivamente en el extranjero y lo hacen conforme a las leyes del lugar de destino.
Más que notarios ingleses podría decirse que son notarios extranjeros con residencia en Londres y producen documentos auténticos pero que no producen efectos en Inglaterra sino en el extranjero. Claro que la validez y eficacia de estos documentos dependerá, en definitiva, de la que le reconozcan las legislaciones de los países en los que hayan de surtir efectos. Son en cierto modo un residuo de la arrogancia inglesa que intenta imponer a otros países lo que en el suyo no reconoce.
El sistema inglés paso a los Estados Unidos a través de los colonos ingleses que llegaron al continente en el siglo XVII, si bien ha sufrido ciertas modificaciones. En Estados Unidos, como en Inglaterra predomina el sistema judicial típico del común en el que el juez está investido de todas las prerrogativas y depende el resultado del juicio de su apreciación libre de la prueba, en ocasiones apoyado en la institución del jurado, sin que existan pruebas tasadas o legales que deba tener en cuenta.
En materia inmobiliaria es normal la intervención de un experto jurista o lawyer o attorney–at-law que asesora a cada parte, pero no es imprescindible ni su intervención dota al documento de efecto alguno distinto del derivado de su bondad intrínseca consecuencia de la competencia de su redactor, incluso con frecuencia la intervención del lawyer viene sustituida por la de agentes especializados o entidades bancarias.
Para llenar el vacío producido por esta situación ha surgido la figura del notary public que a pesar de su nombre, tiene unas ‘características muy diferentes a las del notario latino’. El notary public tiene que ser un ciudadano americano con derecho a voto, tener más de 18 años y ser nombrado por el Gobernador o el Tribunal (según los Estados) y de acuerdo con la Ley del Estado (no federal) sin necesidad de ningún tipo de estudios, ni conocimientos, suele tener carácter temporal y desde luego no tiene carácter profesional.
Es más, habitualmente la profesión de notario suele ser una segunda o tercera ocupación de agentes de seguros, empleados de banco, comerciantes, secretarios o contables. Se trata no de un jurista, sino de un hombre bueno, dotado de integridad moral e imparcialidad como requisito esencial, lo que le distingue radicalmente del abogado.
El notario debe abstenerse de dar consejo legal, e incluso en algunos Estados está prohibido al abogado ser notario. El notario tiene una actuación muy limitada: reciben juramentos, certifican declaraciones o affidavits, protestan letras y sobre todo reciben el reconocimiento de unos documentos (acknowledgement) sobre todo de transmisión de bienes que ni redacta y en los que no interviene, limitándose a recoger las afirmaciones de las partes sobre su firma y en ocasiones sobre el hecho de que ésta es libremente puesta y que conoce su contenido.
Notariado en estados unidos
En Estados Unidos, un notario público es un cargo nombrado por cada estado cuya función es ser testigo de la identidad de las personas, de la veracidad de sus firmas o de que firman documentos libremente. Su papel es radicalmente diferente a la labor que realizan los notarios públicos en los países hispanohablantes.
Puntos Clave del Notarios estadounidenses.
Los notarios en EE.UU. dan fe sobre la veracidad de las firmas, la libertad de los firmantes o sobre su identidad.
Salvo los casos de Luisiana y Puerto Rico, los notarios públicos no pueden redactar documentos o brindar asesoría legal.
El monto máximo que puede cobrar un notario lo establece el estado donde trabaja. Generalmente cobra entre cero y $20 por firma, aunque en los casos de hipotecas y préstamos el costo puede ascender a $100.
Para sacar el título de notario público cada estado establece sus reglas, que van desde completar un formulario y pagar una cuota, hasta tomar clases y aprobar un examen.
Competencia de notario público.
Aunque las competencias de los notarios públicos varían según el estado, con carácter general puede decirse que su función en Estados Unidos es dar fe, es decir, ser testigos certificando la autenticidad de las firmas, que los firmantes lo hacen libremente, o la identidad de personas.
La intervención de un notario público puede requerirse en herencias, escrituras (deeds, en inglés), declaraciones juradas, licencias, préstamos, refinanciamientos, cierres de compra-venta inmobiliaria, cierres de hipoteca, aperturas de ciertas cuentas bancarias, poderes notariales (power of attorney, en inglés), contratos, etc.
Entre las labores más frecuentes de los notarios públicos destacan las siguientes:
- En primer lugar, el reconocimiento, conocido en inglés como acknowledgement. En este caso, una persona se presenta e identifica ante un notario y declara verbalmente que firma o ha firmado un documento libremente y sin presión. A continuación el notario levanta el Certificado de Reconocimiento, cuya función principal es dar fe de la veracidad de la firma y que ha sido dada de libre consentimiento.
- En segundo lugar, un notario puede dar fe de que un documento es copia de su original.
- Y en tercer lugar, la certificación notarial, conocida en inglés como jurat, oath o affirmation, según el estado. En esta certificación, una persona se presenta ante el notario y firma un documento en su presencia. A continuación, el notario pregunta al firmante si el contenido de lo firmado es verdad. El firmante debe contestar verbalmente de modo afirmativo. Si miente, estaría cometiendo perjurio. Finalmente, el notario levanta la certificación notarial, pero no lee el documento. En otras palabras, da fe de la contestación del firmante, no del contenido del documento.
Además, en tres estados —Carolina del Sur, Florida y Maine— los notarios públicos pueden oficiar matrimonios civiles.
Los notarios públicos tampoco están autorizados para preparar y redactar documentos jurídicos. Las únicas excepciones son Luisiana y el Estado Libre Asociado de Puerto Rico, donde sí están capacitados para hacerlo.
Nombramiento de notario público
Cada estado regula los requisitos para permitir que una persona ejerza como notario dentro de su territorio, aunque en algunos casos se permite trabajar en estados o condados vecinos. En algunos casos también se permite que el notario ejerza en cualquier parte de los EE.UU. e, incluso, del extranjero, lo que abre esta profesión a notarios que ejercen en línea.
Para sacar el título de notario público, más de la mitad de los estados solo exigen que se complete un formulario oficial y se pague la cuota correspondiente. Este es el caso, por ejemplo, de Illinois y Texas. Por el contrario, otros estados piden tomar un curso (Florida), aprobar un examen (Nueva York) o una combinación de ambos requisitos (California, Colorado, etc.).
Sacar el título de notario público tiene un costo promedio entre $200 y $300.
Además, los estados pueden prohibir que personas con antecedentes criminales o actos inmorales ejerzan como notarios públicos. En algunos estados, es obligatorio depositar una fianza antes de comenzar a actuar como notario público, por ejemplo, en Illinois ($5.000), Florida ($7.500) o Texas ($10.000).
Cada estado establece el número de años de validez de la licencia, generalmente por cinco años, que puede renovarse sucesivamente.
Asimismo, determinadas profesiones pueden incluir la posibilidad de actuar como notario público, como los taquígrafos de las cortes, algunos abogados y los empleados de bancos.
Finalmente, para ejercer su trabajo, los estados pueden requerir que los notarios cumplan con determinadas formalidades, como llevar un registro de clientes incorporando su firma o huellas dactilares. También pueden exigir el uso de un sello.
Honorarios profesionales
Cada estado establece el máximo que puede cobrar un notario por cada firma, según el tipo de caso. Generalmente oscila entre gratis a $20, cobrándose más en el caso de notarios móviles que se desplazan al cliente.
Una excepción notable son los actos notariales relacionados con hipotecas, en los cuales la cuota puede ser de $100 aproximadamente.
Fuente: Biblioteca-fag