Conoce las extrañas supersticiones de los criminales

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El mundo del hampa es una jungla con sus propias reglas e, incluso, con sus propias cábalas. Ya decía el director Christopher Nolan, a través de su Bruce Wayne: «Los criminales son, por naturaleza, cobardes y supersticiosos».

¿Qué tipos de rituales existen en el mundo de los choros peruanos? ¿Cuáles se han heredado desde el extranjero? Descubramos algunos y todo lo que representan a nivel social y psicológico dentro de lo humano, lo paranormal y la fe.

Una sucia tradición dentro de lo humano

Recientemente, un usuario de Twitter descubrió que un asaltante había dejado un pequeño «recuerdo» luego de haber vulnerado la seguridad de su negocio. El criminal había hecho de las suyas, para luego defecar en la escena del crimen y huir del lugar.

¿Fueron solamente los nervios? Los especialistas coinciden en que estamos ante una especie de ritual con más de un significado dentro de la mitología del delito.

La interpretación más popular es muy antigua, se remonta a los tiempos de la Policía de Investigaciones del Perú. Los delincuentes capturados afirmaban que lo hacían por la creencia de que las heces eran una señal de buena suerte para ellos, y así nunca serían identificados ni mucho menos apresados.

El hecho de que hayan sido finalmente atrapados niega la posibilidad de que haya veracidad en esta conducta, pero nos da pie a observar las otras dos teorías más comentadas.

Se entiende que el defecar al momento de asaltar un espacio obedece a una tradición dentro de algunas bandas. Con este ritual celebran la ceremonia de iniciación de los nuevos integrantes del conjunto. Así, verifican su frialdad y desparpajo al momento de delinquir.

Por último, se cree que es un ataque psicológico, una humillación. O, usando el español más vulgar, una forma de decir «te cagué».

Citando al psicólogo Robert Parrado, que alguna vez fue consultado para intentar descifrar esta extraña tarjeta de presentación: «Si bien defecar luego de perpetrar un robo se debe a la tensión provocada por la acción delictiva, también se enmarca en el deseo de dejar una huella que demuestre lo que el ladrón piensa de su ocasional víctima».

La santería o el acercamiento a lo paranormal

Los afortunados conocerán de la santería solamente por el famoso hit de la banda Sublime, que se escuchó en las radios locales en 1996. Pero esto va más allá de esa pegajosa canción.

La santería es un sistema de cultos que ha ido cambiando con su adaptación a diferentes partes del mundo, aunque su origen proviene de África. Se extendió con mucha facilidad por nuestra región gracias a la llegada de esclavos desde países como Cuba o Brasil.

Y, al ser practicada por afrodescendientes y no obedecer los parámetros católicos, sus creyentes fueron perseguidos y llevados a la clandestinidad. Allí, el culto empezó a cambiar y evolucionar a lo que obedece más a la brujería. Así fue al menos en el aspecto más simbólico, ya que dejaron atrás a los dioses africanos para venerar a espíritus de malandros, que los protegen de tener el mismo destino.

A estas almas se les satisface, entre otras formas, con velas y la entrega de ofrendas que incluye comida y brebajes preparados para la ocasión.

La última vez que se escuchó de la santería en medios locales fue cuando en mayo de este año se capturó a una banda de raqueteros y narcotraficantes en plena ceremonia de este culto. Un altar y velas en honor a personajes que, según los efectivos que realizaron el hallazgo, «no correspondían al bien».

Sorprendido, el general Jorge Luis Angulo Tejada, jefe de la Región Policial Lima y efectivo a cargo de esta operación, detalló que esto era una movida nueva en el país, pero que equivalía a una cábala de buena suerte.

¿La religión tiene un espacio en el mundo del crimen?

En la superstición criminal, la religión siempre ha estado muy presente en el hampa peruano y latinoamericano. Sarita Colonia es el ejemplo por excelencia, si es necesario mencionar alguno.

Pero revisemos otras figuras religiosas mencionadas por los delincuentes, como es el caso de san Judas Tadeo. El escritor Fernando Vallejo popularizó uno de los más famosos rezos que los criminales hacen a esta figura, en la novela La virgen de los sicarios:

Por la gracia de San Judas Tadeo, que estas balas de este suerte consagradas, den en el blanco sin fallar, y que el difunto no sufra. Amén.

Es conocido como el santo de las causas justas e imposibles. Su popularidad en el Perú proviene de su «éxito» en países como Colombia y México, donde ha llegado a aparecer en las tantas series dedicadas a los narcos locales con categoría de antihéroe.

Similar es el culto alrededor de la Santa Muerte, que proviene de la nación de los mariachis, pero que gracias a la cultura popular y a la globalización ha llegado a los barrios más bravos de nuestro país.

Los lectores de LP encontrarán fascinante también la existencia del Santo Juez. La figura a la que le rezaba Rosario Tijeras en el libro de Jorge Franco y que, gracias nuevamente a la globalización, ha tenido acogida en jóvenes de todo el mundo que siguen sus malos pasos.

Su oración es una buena forma de cerrar este post, que puede continuar, ya que nos quedamos cortos al momento de repasar la extraña pero cautivante lógica criminal.

Si ojos tienen, que no me vean. Si manos tienen, que no me agarren. Si pies tienen, que no me alcancen. No permitas que me sorprendan por la espalda. No permitas que mi muerte sea violenta. No permitas que mi sangre se derrame. Tú, que todo lo conoces, sabes mis pecados pero también sabes de mi fe. No me desampares. Amén.

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